Ha pasado un año desde la masacre. Un año de esperar y extrañar por los que residente en las profundidades de la tierra.
El día maldito mas negro de carbón. No termina, permanece en su lugar.
Cada día, con una emoción profunda,
regresa al pasado.
El día está grabado profundamente en las cámaras del corazón, presionando cada
nervio y miembro.
Personas, desde niños hasta ancianos,
se reúnen en las calles y plazas, acuden de todas partes.
Un año completo, y no hay respuesta al clamor de las comunidades
que surge de gargantas secas.
Un año de abandono,
de comercio de seres humanos.En manos de asesinos, enemigos de Israel, sedientos de sangre.
El muro está cerrado,
bloquea el camino entre el deber y la liberación de los seres humanos,
de nuestros hijos e hijas.
Entre la garantía y la seguridad nacional
de todo nuestro pueblo.
El día desde el siete
de octubre, trescientos
sesenta y cinco días
y noches han pasado,
pero el día no se ha movido.
El tiempo ha dejado de avanzar. El día sigue existiendo, sopla en la nuca,refresca el recuerdo
del día pasado.
Zeev Dibo Mizrab, Israel, Octubre 2024